El viaje que todo maestro debe realizar

“Metodología y habilidades docentes” es un libro de Lourdes Bazarra y Olga Casanova. Os aconsejo leerlo si queréis reflexionar sobre cómo sois como docentes, qué perfil podéis tener, como se encuentra la educación en la actualidad…


El libro nos comienza hablando sobre cómo ha cambiado el contexto, el tipo de sociedad, y lo que esto afecta a la educación. Los padres demandan unas escuelas y predican un tipo de educación que luego no cumplen en sus casas. Pretenden que todo el peso recaiga sobre la escuela y sólo se preocupan por los rendimientos. Se les pide a los maestros y maestras, por lo tanto, unas habilidades y capacidades, unos compromisos, unas competencias cada vez más complejas. Por ello, debemos estar preparados desde nuestra formación para estos cambios se van sucediendo, desarrollar un aprendizaje autorregulado y una capacidad de liderazgo.


Estévez justifica la pérdida actual del prestigio de los docentes con lo que denomina “La tercera revolución educativa”, en la que ha avanzado tanto el sistema educativo que ha creado nuevos problemas que los maestros y maestras no han sido capaces de asimilar.


Y es que, educar en la actualidad supone muchos retos. Primero, desarrollar en nosotros unas competencias que nos ayuden a favorecer en los alumnos el deseo de aprender, cuidar su desarrollo afectivo, facilitar su autonomía… Debemos, además, desarrollar las clases entendiéndolas como situaciones afectivas en las que los alumnos y nosotros vamos a aportar todo tipo de sentimientos, miedos, expectativas…


Como maestros y maestras debemos convertirnos en alguien IMPRESCINDIBLE porque sabemos adelantarnos a las necesidades de nuestro alumnado, porque trabajamos con responsabilidad y porque somos capaces de emplear nuestros conocimientos para enseñar de forma atractiva.


En la segunda parte, el libro comienza conociendo a los profesores, con algo que me llamó mucho la atención: lo que realmente les preocupa. Nos dice que Marchesi dedica sus publicaciones a saber qué es lo que piensan, sienten, temen… Me siento muy atraída por esta parte, ya que es algo que me pregunto muchas veces. Cuando creo que hago bien me trabajo, cuando creo que podría hacerlo mejor, cuando pienso en cómo será mi vida si apruebo una oposición y tengo una plaza como maestra o si no lo consigo… En estas situaciones me pregunto siempre si otros maestros también lo habrán sentido, si también habrán tenido miedo, si también creen o no que pueden hacerlo mejor… Entonces, busqué quién era Álvaro Marchesi. Creí que lo primero que debía saber es quién es esa persona que, como yo, se ha preocupado por eso.


¡Vaya! No es, ni más ni menos, uno de los profesionales que participó en la elaboración de la LOGSE. Un cualquiera no es, desde luego. Así que busqué algunos de sus libros. Y encontré el que estaba bucando “Las emociones y los valores del profesorado”. En él, aparecen una cantidad de gráficas o cuadros con información sobre lo que piensan los profesores en relación a una gran cantidad de aspectos, además de los porcentajes de esos resultados que permiten sacar muchas conclusiones. Yo os incluyo aquí las gráficas que están más relacionadas con lo que aparece en “Metodología y habilidades docentes” y una pequeña reflexión tras cada uno de los apartados. Si tenéis un rato, es interesante ver qué es lo que se les pasa por la cabeza a montones de profesores, porque os podéis sorprender y comprobar que no es tan distinto de lo que pensáis vosotros… ¿o sí? Y si tenéis mucho tiempo libre os aconsejo que veáis el libro entero, sobre todo la parte de “Opiniones de los futuros docentes” si es que lo sois. Espero que os sea útil.


Si continuamos con el libro, vemos que se establecen las distintas etapas por las que pasa un maestro a lo largo de su carrera: una entrada, llena de energía basada en la supervivencia y el descubrimiento; una bifurcación en la que puedes dirigirte al activismo o la duda, por un lado, o al distanciamiento o al conservadurismo por otro; y para acabar, una etapa final que siempre está llena de serenidad y amargura.

Pero aproximadamente, todos los maestros y maestras tienen 6 periodos en su desarrollo profesional: su formación inicial, una iniciación, la estabilización, un periodo de nuevas preocupaciones, un alejamiento o responsabilidad y finalmente, un declive profesional según se empieza a acercar el momento de la jubilación.


Con tantos cambios y tanta presión social es común que todo maestro/a atraviese una crisis de confianza e identidad profesional. Entonces, se crea un sentimiento de insatisfacción en torno a su trabajo que mina su autoestima, provocándole insatisfacción y un malestar emocional.


Si continuamos hablando de sentimientos y emociones, también hay que hablar de los buenos. Lo que te hacen sentir tus alumnos, esa relación constructiva que se forja a base de confianza, afecto y respeto (si es que existen todos ellos). Y es que, mientras por el maestro/a pasa el tiempo, el cansancio, la madurez y la experiencia, los alumnos reflejan lo que son las características sociales (que en la mayoría de los casos el maestro ya no comparte).


En este momento, siempre nos viene el recuerdo de cómo fueron nuestros profesores, cómo se portaron con nosotros… ya que ellos forman parte de lo que somos ahora, sobre todo como maestros y maestras. Pero también, debemos contar con cualidades naturales que te capacitan llegar a serlo: madurez, estabilidad emocional, autocontrol, sentido de la justicia, paciencia…

Es importante, llegados a este punto, plantearnos las cuestiones que propone el libro, basadas en el educador belga Kelchtermans, para llegar a comprender por qué somos profesores y por qué nos gusta serlo. A mí, estas preguntas me han ayudado a valorar más mis puntos fuertes, buscar nuevas motivaciones y razonar sobre todo mis puntos que pueden mejorar.

En lo que respecta a los estilos de educación, en el libro se plantean cinco: autoritario, democrático liberal, democrático, autogestionario y dejar hacer o “laissez faire”. Yo me inclino más por el estilo democrático, ya que no soy partidaria ni del exceso de autoridad ni del exceso de libertad.

Marques, por el contrario, habla de tipos de profesores: excelentes, medios y mediocres. Yo creo que me incluiría en el grupo de profesores medios, aunque no lo puedo asegurar a ciencia cierta, porque mi experiencia no me permite saber cómo actuaré cuando tenga mi clase.

En general, se consideran importantes una gran cantidad de habilidades docentes, pero yo he seleccionado las que más importantes me parece poseer: tener una actitud positiva hacia los alumnos; curiosidad por la cultura; comunicación, afectividad y empatía; compromiso y vocación; dialogar con los alumnos; tener la capacidad de estimular su interés, etc.

Después se señala también un amplio listado de competencias, entre las que señalo: trabajar en equipo, informar e implicar a los padres, utilizar nuevas tecnologías, capacidad de análisis y síntesis, razonamiento crítico, aprendizaje autónomo, adaptación a nuevas situaciones, ser capaz de desarrollar una educación multicultural.

Una vez terminada la parte de las habilidades docentes, entramos en la tercera parte del libro: metodologías docentes. Debemos de ser conscientes de cuál es nuestra metodología, reflexionar sobre ella y darle sentido.

Para tener claro en qué se basa nuestro método, lo primero que debemos plantearnos qué pensamos sobre las personas y su inteligencia. Tenemos que razonar qué entendemos por inteligencia, que habilidades consideramos que alguien inteligente tiene desarrolladas e incluso las partes del cerebro y la función de cada una para entenderlo mejor.

Una vez tengamos nuestra definición de lo que consideramos “inteligencia”, debemos hacer lo mismo con “aprendizaje”: qué objetivos perseguimos, en qué pensamos cuando hablamos de aprendizaje, qué sentimientos puede desatar ese aprendizaje, tener claro siempre de qué disponemos antes de comenzarlo, tratar de que siempre ponga en juego todas las inteligencias (social, lingüística, corporal, intrapersonal, matemática, visual-espacial, musical y naturalista), qué características debe cumplir siempre un aprendizaje (anticipación y participación), modelos de razonamiento de un aprendizaje (analítico, creativo y práctico) y sobre todo QUE SEA UN APRENDIZAJE QUE NOS ENSEÑE A APRENDER.

Una vez que tenemos claro que metodología vamos a seguir, hay que pensar cómo ponerla en práctica: si mediante una clase teórica, a través de un aprendizaje cooperativo (la opción a la que más me adaptaría yo), en base al desarrollo de la creatividad, utilizando la Red para investigar y compartir, literatura y cine como herramienta o el desarrollo del autoaprendizaje.
Para acabar, el libro propone la realización de un PORTFOLIO, que es lo que estoy realizando con este blog, y que gira en torno a las preguntas que he contestado en la página de este blog Unas preguntas para reflexionar...

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